Del libro D
Abre roja en la memoria:
una hendidura en los tiernos
despojos de una alondra
A
No quería saber su nombre;
sonreía y caían
al suelo los dientes
hablaba y su boca sangraba errores.
Una muchacha en el infierno
en otro tiempo se me presentó. Llevaba
blanquísima la lengua y sostenía
mi mano en la suya.
A ciegas yo buscaba
el camino hacia la siguiente.
B
Antes de medianoche
y tras la cortina
se vestía de gruesa piel roja,
se arreglaba el pelo
y abría la ventana que daba al interior de la casa
y corría la noche.
“Nada es al azar”, me decía a mí mismo,
“nada” y me levantaba por la mañana
con dolor de mandíbula.
C
Andaba D. metida en líos en la esquina
-sus piernas hasta los muslos en asfaltose-
arrodillaba y se recogía el pelo
y sacudía las estrellas de la nuca.
Como si yo presintiera lo que había ocurrido;
desarraigaba los blancos ciclaminos
que habían conseguido aparecer
bajo mi lengua.
Del libro Simeón Valas: un esbozo
[Me convenzo, Arconte; y añado el drama de noches de santuario. Recibo el lucro de la piedra en la untuosa oscuridad y narrow la irrealizable voz que el recluso quiso esbozar en el Sagrado Monasterio de Sagmatá (1) –alrededor del año mil novecientos dieciocho- Valas, Simeón. Por el cual también estoy poseído, Arconte, a ritmo de címbalo de mejor palabra en tonos infrecuentes; y cedo el desgarramiento sin hogar al mito de la composición].
Qué Sirviente tenebroso considera en profundidad, Arconte, el elaborado scenario en toda la habitación, qué lobo sucesor: [renquea un pie cortado luz estigmas en el pavimento.]. Yo, Valas Simeón, pétreo estallé a partir de las vísceras de mi madre hace veintinueve años; depuesto grito que midió el interior de la distancia en el cuerpo del neonato, habitante de una carne, Negador, donde la bestia humana cumple su procedencia herida, para hablar del Mal que alabé, de Vosotros (2); y he cumplido, apelo al ardiente poder del espíritu: cualquiera que sea el rostro roedor y la oscuridad de la escritura.
[Del santuario del mes. Noche primera] Durante la que yo velaba un sueño repugnante el ojo enfebrecido y sobre mí pendía una espada desnuda en su punzante inmovilidad. Y de improviso con el pecho con las inspiraciones en mi voz el lenguaje gritó: “Y si fuera la sangre; y si fuera el aspecto; y si fuera la furia, desde que sufrí la madera sin flores el potro durante su genial ímpetu; recuerda: Él venga; Él exige; Él impone una nueva dinastía de las pasiones; la forma encorvada, estática, en toda su postrera omnipotencia, ordena: “Fuera, el pueblo retuerce con lengua suplicante la ciudad; dejad que muera, dejad que muera”.
Imagina; en el cristal: el perro bufón y la luna doble
Del libro Los doce: una sinfonía inconclusa
Atenas. Profundidades del centro: abajo donde el rebaño. Y el ala solar no basta - anochece dos sombras fuera del viento: y en la piedra sus verdes reptiles. Y la primera: la mano críptica se escabulle - algo escasa de carne y ropaje velludo; hasta que la tierra la sal también se pierden en dedos individuo muertos. Y la segunda altera un habla ignota, ronca en el llamamiento: Nataniel
: ¿Cuándo nutrió algo virtuoso en sus vísceras
esta ciudad? - ¿cuándo la flor de lis entregó el nacimiento
sobre cisura de espinas? ¿Y ahora
cómo se inclina su oscuro pezón en boca de profeta?
Apenas ayer:
comerciantes y cortesanos y sacerdotes y patriotas
contaban monedas cobrizas la raza de sus hijos
en el mostrador de un dios prestamista.
P E R R O S C U S T O D I A D A V U E S T R O S A M O S
: La deuda de la bestia en el hombre y la exhuman
arena hueso en el cadáver Grecia
Luego pagas púrpura amatista
por un cristal oscuridad: nadie erige una negativa
ante el paroxismo comercial de tal práctica.
Que así sea no me manifiesto
llevando el Mal a cuestas desde Su espíritu
Quien se hartó sólo de profundidad las pasiones hasta la locura
conoce -espectro- el ciego ruido del alma:
lengua cortada fiebre en un pozo noche
y desierto uñas incisivas abrumador.
¡Detente! Aún reivindico el lucro
en dos clavos de hierro -el más pequeño, descendencia;
quiero decir Algún día también el ara
levantará a los muertos hacia su cielo.
Notas
(1) El monasterio de Sagmatá se halla a 30 kilómetros al norte de la ciudad griega de Ziva (Tebas). Su arquitectura es de estilo bizantino y en su interior se puede admirar una gran cantidad de frescos. Su nombre podría provenir de las palabras griegas “ságmata” y “samaria” (“albardas”, cuya forma se asemeja a la del monte sobre el que se erigió); o también del hecho de que un monje que vivía allí se dedicara a fabricarlas. En dicho edificio se conserva un supuesto fragmento de la cruz en que Jesús fue crucificado (en griego se conoce como “timio xylo”, reliquia muy venerada por los ortodoxos griegos). Fue un regalo del emperador bizantino Alexios I, de la dinastía de los Komninós.
(2) La expresión original que utilize Papantonópulos, por la que traduje “de Vosotros”, proviene del Evangelio de Juan, 6, 70: “Sin embargo, de vosotros uno es diablo”. En el siguiente versículo, Juan escribió: “Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste era quien le había de entregar, con ser uno de los Doce” (vid. Nuevo Testamento Griego-Español, ed. José O'Callaghan, Madrid, Biblioteca de autores cristianos, MCMXCVII).
(2) La expresión original que utilize Papantonópulos, por la que traduje “de Vosotros”, proviene del Evangelio de Juan, 6, 70: “Sin embargo, de vosotros uno es diablo”. En el siguiente versículo, Juan escribió: “Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste era quien le había de entregar, con ser uno de los Doce” (vid. Nuevo Testamento Griego-Español, ed. José O'Callaghan, Madrid, Biblioteca de autores cristianos, MCMXCVII).
Nota bio-bibliográfica
El poeta, traductor y ensayista griego Mijalis Papantonópulos nació en Atenas en 1980. Las revistas literarias Píisi, Mandragoras, Kukutsi, Teflón y Evzini han publicado poemas, ensayos y traducciones de su autoría. Colabora en el suplemento Anagnosis, en el periódico griego I Avyí y en el chipriota O Fileléfzeros.
Es autor de los libros de poemas D (Ekdosis Erató, 2006), Simeón Valas: un esbozo (Simeón Valas: ena sjédiasma, Ekdosis Melani, 2010) y Los doce: una sinfonía inconclusa (I dódeka: mia ymitelís simfonía, Ekdosis Eyeon/Kukida 2011).
Z.D. Ainalís y Papantonópulos escribieron el libro Estética romántica: los poetas de los lagos y la Escuela de Jena (Romantikí eszitikí: i piités ton limnon kai i Sjolí tis Iena, Ekdosis Kritikí, 2011).
Como traductor, ha publicado los siguientes libros: de Georg Trakl, El sueño del mal (To óniro tu kakú, Ekdosis Erató, 2005); de Rainer Maria Rilke, Vida de María (O víos tis Marías, Ekdosis Erató, 2006); de William Butler Yeats, Los relatos de Hanrahan el Rojo (I istoríes tu Kókinu Jánrajan, Ekdosis Erató, 2007); de Oscar Wilde, Apotegmas y aforismos (Apofzégmata ke aforismí, Ekdosis Erató, 2007); Manifiesto Vorticista (poema, número 5, 2007); de Guy Boothby, El Doctor Nikola y Experimento aciago (Doktor Nikolá, Olezrio Pírama, Ekdosis Ilektra, 2007); de Anónimo, Sweeney Todd, el barbero asesino de la Calle Fleet (Sweeney Todd. O fonikós kureas tis Odú Fleet, Ekdosis Ilektra, 2008); de John Douglas, Man Down (Ekdosis Melani, 2008); de Novalis, Himnos a la noche (Ymni sti nijta, Ekdosis Ilektra, 2008); de Nikolai Gógol, Diario de un loco (Imeroloyio enós trelú, Ekdosis Ilektra, 2008); de Orhan Veli Kanik, Mi calle es una plaza (O dromos mou eine platía, Ekdosis Vakxikon, 2011).
En libros colectivos y en revistas ha publicado, entre otras, las siguientes traducciones: de Mary Elizabeth Brandon, “La sombra en la esquina”, como parte del volume Relatos góticos de escritores victorianos (“O iskios sti gonía”, Gotzikés istoríes apó victorianés sigrafís, Ekdosis Ars Nocturna, 2009); de Srecko Kosovel, “13 poemas” (“13 Piímata”, poetix, número 3, 2010).